Pues nada, este finde empezamos a marcar X en países visitado, y nuestra primera elección, pues lo más cercano, Omán. Hay una especie de Treviño en este país (como veis en el mapa) que se llama Península de Musandam, cuya capital es Khasab y que está a menos de 200 km (aunque se tarda bastante, sobre todo por la "rapidez y eficacia" de los servicios burocráticos fronterizos). Menos mal que había alguna cabra (como en todo el país) para amenizarnos la espera.


Por el camino omaní, costero y zigzagueante todo el tiempo, pudimos disfrutar del atardecer, y comprobar que allí también se juega a fútbol, aunque descalzos sobre campos de piedras!


Una vez llegados a la capital observamos que la vida en la plaza es "todo movimiento". Movimiento de cabezas me refiero, porque estaba claro que éramos la gran atracción del momento.


El hotel donde nos hospedábamos tenía de todo, sobre todo amabilidad por parte del personal (de hecho, es la 1ª vez desde que estoy aquí que por fin me baño en una piscina que está a menos de 25º). Lo único malo las vistas, pero oye, no puede ser todo.


Junto al hotel había una pequeña guardería donde la cámara fue la sensación, invitándome incluso a entrar. Andaba justo de tiempo que perdíamos el barco, así que tuve que rechazar.


La travesía en barco comenzó con la compañia de delfines (lo que indicaba además que no íbamos a estar nadando con tiburones como debe ser más o menos normal en invierno).


Las vistas eran, aunque un poco monótonas, muy bellas. Estas montañas rodean el "fiordo" omaní sobre el que navegamos. Sólo la presencia de un par de poblados (sólo accesibles en barco) rompía el equilibrio.



El snorkell estuvo bastante entretenido, a pesar de las pequeñas picaduras de las micro-medusas, aunque no tiene nada que ver con el Caribe.


En resumen, un gran fin de semana.